.....
V: Te garantizo que no te haré daño.
Evey Hammond: ¿Quién eres tú?
V: ¿Quién? Quién es solo la forma de la función qué,
¿y qué soy? Un hombre con una máscara.
Evey Hammond: Sí, eso ya lo veo.
V: Naturalmente. No cuestiono tu capacidad de
observación, simplemente señalo lo paradójico que es preguntarle a un hombre
enmascarado quién es.
Evey Hammond: Ah... bien.
V: Pero en esta noche tan prometedora, permíteme que
en lugar del banal sobrenombre sugiera el "carácter" de esta dramatis
persona. Voilà! A primera vista, un humilde veterano de vaudeville en el papel
de víctima y villano por vicisitudes del destino. Este visage, ya no mas velo
de vanidad, es un vestigio de la vox populi, ahora vacua, desvanecida. Sin
embargo, esta valerosa visión de una extinta vejación se siente revivida y ha
hecho voto de vencer el vil veneno de estas víboras en avanzada que velan por
los violentos viciosos y por la violación de la voluntad. El único veredicto es
venganza; vendetta, como voto, y no en vano, pues la valia y veracidad de esta
un día vindicara al vigilante y al virtuoso. La verdad, esta vichyssoise de verborrea se
esta volviendo muy verbosa así que solo añadiré que es un verdadero placer
conocerte y que puedes llamarme V.
Evey Hammond: ¿Eres una especie de maníaco?
V: Estoy seguro de que eso dirán. Pero, ¿con quién, si
no es indiscreción, hablo?
Evey Hammond: Me llamo Evey
V: ¿Evey? Con V. Claro, como no
Evey Hammond: ¿A que te refieres?
V: A que yo, al igual que Dios,ni juego al azar, ni
creo en la casualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario